Los Amazighn

[vc_row][vc_column css=».vc_custom_1543164129641{background-position: 0 0 !important;background-repeat: no-repeat !important;}»][mk_image src=»https://dreamhunter.es/wp-content/uploads/2018/11/lrg_dsc03544.jpg» image_size=»large» align=»center»][vc_empty_space height=»20px»][vc_separator][vc_column_text]Al igual que la cultura bereber respeta en extremo a sus mayores, yo quiero hacer lo mismo con mi abuelo, que entre todas las cosas que nos enseñó aún resuena en mi cabeza aquello de «es de bien nacido ser agradecido», así que hoy quiero agradecer al pueblo bereber el haber propiciado que Dreamhunter haya visto la luz.

Bereber es un termino derivado de la palabra griega «bárbaro», que hacia referencia a los habitantes del norte de África y de todos aquellos pueblos que vivían fuera de la órbita de la cultura helena. Tal es así que la denominación exacta para un bereber es Amazigh.

Los Amazighn son un pueblo que se extiende por el norte de África y al ser, originalmente, nómadas, es un pueblo muy práctico, como así se puede ver reflejado en su cultura y su arquitectura, de tal forma que no han llegado hasta nuestros días imponentes edificios ni importantes legados culturales, a no ser que te sumerjas en su cultura.

Su bandera es simbólica y hace eco del orgullo por su identidad. Sus colores son tres: el azul, que representa el cielo y el mar; el verde es el color de los valles cultivados del norte de África y el amarillo que simboliza la luz y la arena. La letra Z que atraviesa la bandera, en color rojo, representa la fraternidad y la solidaridad. Dos palabras que están muy arraigadas en la sociedad amazighn y que los llevan a ser uno de los pueblos más hospitalarios que existen.


La letra z o yaz, además, significa “el hombre libre” (hombre sin género, masculino o femenino). Además de ello, cada una de las semicircunferencias representa por un lado el sol y por otro la luna, y la linea central representa la tierra, de tal forma que su libertad se extiende desde que sale el sol, hasta que sale la luna y por todo el territorio donde habitan.

Dreamhunter adoptó este símbolo como parte de su logotipo ya que representa todo aquello que nosotros buscamos, fraternidad, solidaridad y libertad, es por ello que nos sentimos tan íntimamente conectados con la cultura amazigh. Además, nuestro logotipo se acompaña del eslogan, “not all who wander are lost” (no todo el que deambula está perdido), hace referencia a nuestra primera premisa como viajeros, atrevernos a descubrir cosas nuevas, a experimentar aquello que para otros puede parecer una locura, y sobre todo, a vivir haciendo aquello que nos apasiona.

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El gran azul

Dedicado a todas aquellas mujeres, madres de niños con discapacidad. Va por ellas:

El gran azul de Belice se trata de un perfecto círculo azul intenso con bordes turquesas de 305 m de diámetro que parece trazado a compás en el mar Caribe.

Para los amantes del submarinismo, es tan atrayente como la miel para un oso, y al igual que este se enfrenta a las picaduras de las abejas para lograr tan preciado botín, el submarinista se expone a riesgos por querer bucear dentro del gran azul, entre ellos el no saber salir de él ya que a cierta profundidad desaparece la noción de por donde se ha entrado.

Podemos encontrar una similitud entre bucear el gran azul y la situación que pasan las madres de hijos con discapacidad. Al principio se arman de valor y se tiran a bucear el mundo que supone la crianza conviviendo con niños con capacidades diferentes, y a medida que se van sumergiendo llega un momento que se sienten perdidas, no encuentran la luz y se sientes solas y abandonadas.

Tan solo aquellas que han sabido parar, no desesperar, y comprender que soltando burbujas, éstas van hacia la luz, han conseguido salir.

Esta situación, que me he encontrado en muchos casos, en mis años de trabajo en el mundo de la discapacidad, siguen el mismo patrón. Sinceramente, creo que todas están pensando que es difícil salir de esa situación. Es muy fácil caer en la desidia del día a día, dejándose llevar por la desilusión y la apatía. Resignarse y decir que es lo que les ha tocado. Es en ese batallar cuando dejan de lado su propia vida, sus sueños y sus pasiones, con lo que ello conlleva.

Abandonar todo aquello que nos llena solo puede llevar a una cosa, un conflicto interior brutal, que se va incrementando con el paso del tiempo, creando frustraciones difícilmente gestionables en solitario.

La cuestión es la siguiente: ¿Sois capaces  de encontraros de nuevo sin ningún tipo de apoyo, de ayuda, de desahogo? Hay madres que saben gestionar muy bien sus emociones, que buscan momentos exclusivos para ellas separándose un rato de la obligación de su hijo. Por el contrario, otras no son capaces de hacerlo, se sienten culpables si no están todo el día pendientes de su hijo. Parece que disfrutar siendo ellas mismas fuera algo propio de una “mala madre”…

No es cuestión fácil cambiar esta situación, pero son las pequeñas acciones las que consiguen hacer cosas que ni te imaginas. Recuerda, si tú cambias, todo cambia.

Desde Dreamhunter queremos aportar nuestro granito de arena, creando el espacio de  malas madres, un  lugar de encuentro donde compartir con otras mujeres tu realidad, tus ilusiones y tus emociones. Un lugar donde ir a hacer actividades en común, donde participar de viajes y sobre todo, un lugar donde puedas ser tu misma, haciéndote volar hacia aquello que te hace sentir lo que realmente eres.

Para que empieces a pensar, te voy a regalar una frase, que aunque no es cosecha propia, si puede hacerte reflexionar:

«Puedes cambiarlo (casi) todo, la casa, la religión, la familia, los amigos, la pareja….pero, hay una cosa que no podrás cambiar nunca, aquello que te apasiona»

Si quieres recibir información del programa, escríbenos a info@dreamhunter.es

Coleccionando amaneceres

Cada mañana  Drako y  Odín, mis dos compañeros perrunos, salen a pasear en compañía de un servidor

No puedo evitar observar a mis compañeros de paseo su dinámica de cada mañana. Lo primero es olfatear el mundo, buscar nuevos estímulos que llevarse a sus papilas olfativas, y así se pasan un rato. Después buscan algún objeto con el que jugar, no tienen muchas exigencias, un palo, una piedra, alguna botella de plástico, que un terrorista ecológico ha dejado tirada en medio del campo. Observo como se persiguen uno al otro, intentando quitarse el objeto de juego, esas carreras, pienso, sería como para nosotros hacer alguna actividad deportiva por la mañana y el bienestar que supone segregar endorfinas, la hormona de la felicidad ya desde las primeras horas del día. Al cabo de un rato, ya más tranquilos, pasean a mi lado observando cualquier cosa que pueda llamar su atención.

Desde que los acompaño, también me he empeñado en hacer algo similar a ellos, los olores del campo por la mañana invade mi sentido del olfato, y disfruto de reconocer como cambia todo en función de la humedad de la mañana. Me uno a ellos intentando quitarles el objeto que han decidido usar ese día para divertirse, y disfruto de jugar con mis peludos mientras a lo lejos veo una gran fila de coches en caravana, y para terminar, me paro en un punto en concreto, y espero a que salga el sol, y así voy coleccionando amaneceres, día tras día, da igual donde estemos, nuestra salida cada mañana persigue recargar la energía y disfrutar de las pequeñas cosas.

Volvemos a casa con una energía vital tremenda, sin necesitar nada más y pensando en todas aquellas personas, que por el ritmo de vida que llevan, son incapaces de disfrutar de estas pequeñas cosas.

Y me pregunto, qué nos han enseñado que tanto nos cuesta sentir?